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La Trabajadora Sexual: protección y esperanza

Quien es Ariadna Riley - Ariadna Riley
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"Este trabajo no puedo perderlo como los otros. Tengo hijos y necesito cuidar de ellos,"

 

Sentada en una silla roja en la Alameda de Hércules, Ariadna Riley no se distingue en nada de las otras mujeres que, como ella, se relajan al sol en esta mañana de primavera. El viento agita su pelo negro y las semillas que caen de los árboles cercanos bailan en su cara con la misma alegría que su sonrisa. Coge un cigarro de su paquete, lo enciende y bebe un trago de la Coca Cola que ha pedido. Al beber, el piercing un el septum de su nariz tintinea el vaso. Su mirada es intensa y fuerte. Sincera. Nada diferencia a Riley, en lo esencial, de cualquier otra mujer, pero su trabajo –el trabajo que no puede perder- no es demasiado común.

 

"Soy trabajadora sexual independiente, escort y llevo tengo treinta y dos voy a cumplir y llevo trabajando desde los 19 años,"

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En España, la prostitución no está perseguida por la ley, aunque sí el proxenetismo y otras variantes de la explotación sexual. De acuerdo con el Código Penal de España, desde 1995, año en el que se descriminalizó, cualquier persona puede emplearse libremente en una actividad que mueve 3.5 mil millones euros cada año en el país, el 0,35% del PIB. La base de este negocio son unas 100.000 trabajadoras sexuales, de las cuales sólo dos de cada diez se emplean voluntariamente en este trabajo, entre ellas está Riley. Entre otras razones, eligió ser una escort porque le da más control sobre sus clientes. Mientras la tasa de crimen en España no se encuentra entre las más altas del mundo, trabajar en el negocio del sexo conlleva riesgos altos de acuerdo con el periódico The Local.

 

“Al principio fue complicado porque da miedo no saber con quién y con quién vas a no conoces, sabes...Empecé a trabajar con parejas porque yo soy bisexual y eso me daba tranquilidad en el sentido de que había mujeres y me sentía más tranquila”. Tras dar un trago a su refresco, otra calada a su cigarro y aspirar profundamente, Riley explicó los detalles de las leyes que rodean la prostitución. Aunque la prostitución no está criminalizada en España, si una trabajadora sexual aborda a un cliente en la calle, ambos pueden ser multados ya que esta práctica concreta sí es ilegal. Muchas de las prostitutas españolas ofrecen sus servicios en clubs o en páginas web como passion.com.

 

“En esta[s] página[s] te puedes encontrar absolutamente de todo-”. Ésta última es la opción preferida de Riley, porque es la que le permite ganar más dinero: ella cobre entre 250 y 300 euros por hora de acompañamiento. “En un club es mucho más barato... la hora oscila entre los 50 y los 60 euros”.

Haga clic y desplácese por el mapa para ver un lugar donde trabajos sexuales son muy común

Una mujer se acerca a Riley y le da un golpecito en el brazo. Tiene un cigarro entre los labios y hace el gesto de encenderlo con un mechero invisible. Ariadna sonríe, saca el suyo y le da fuego. La mujer se marcha.

 

“Los trabajos que tenía trabajos que tenían que cobraba mi nómina y tenía mis horas generalmente eran horarios de partidos [con mis hijos] que no me permitían compaginar la maternidad. Con el trabajo donde la mayoría de las veces no perdía el trabajo o tenía que dejarlo porque tenía que atender a mis hijos y decidí por la flexibilidad horaria ejercer el trabajo sexual”. Ariadna reconoce que, al principio, su decisión no fue fácil de asumir por su familia; por su manera de hablar, se diría que han hablado muchas veces sobre el tema.

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“Mi familia al principio era muy difícil...Ellos entienden que el coño es sagrado y que eso no lo puede tocar nadie. Si tú no quieres entienden que el trabajo sexual no siempre es forzado, entonces, al principio fue muy difícil”.

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En España, el perfil de los usuarios de este tipo de servicios ha ido cambiando con el paso de los años. En 1998, la mayoría eran hombres de 40 años y casados; en 2005, hombres de 30 años como se indica en el sitio de noticias de PROCAN. De acuerdo con el periódico El País, en 2017, el usuario medio era un hombre de entre 19 y 21 años . Actualmente, un 39% de los hombres en España han pagado o pagan habitualmente por servicios sexuales como se indica en The Local.

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“Pues básicamente [OTRAS] es a pelear por los derechos laborales y sociales, descriminalizar el trabajo sexual, visibilizar la postura de las compañeras pelear en contra del estigma principalmente y eso pelear realmente contra las víctimas reales de trata y no mezclarnos al trabajo sexual con las víctimas de trata," Riley dice

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Fundado en 2018, como se indica en su sitio web, OTRAS (Organización de Trabajadoras Sexules) es el primer y único sindicato de las trabajadoras sexuales en España. Entre sus objetivos, está descriminalizar el trabajo sexual, defender los derechos laborales y sociales de las prostitutas, dar voz a las mujeres que ejercen este trabajo, desestigmatizar la profesión y ayudar a las víctimas de la explotación sexual. Para Ariadna, este último objetivo es muy importante.

 

“La diferencia entre el trabajo sexual y la trata de mujeres con fines de explotación sexual [es grande]. A ver pues el trabajo sexual para empezar siempre tienes que ser voluntario y con voluntario”. El gobierno de España, a pesar de que este punto de vista es compartido por muchas trabajadoras sexuales, no reconoce por ahora a OTRAS como un sindicato oficial, pues considera que hacerlo conduciría a una explotación de la trabajadora sexual y las víctimas de explotación sexual de aún mayor, de acuerdo con The Local.

 

"Pues básicamente ...es a pelear por los derechos laborales y sociales, descriminalizar el trabajo sexual, visibilizar la postura de las compañeras pelear en contra del estigma,"

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Riley menciona este tema ya a punto de marcharse, este tema es la razón que ella ha me dicho no usar su photo en este artículo. Después de darle una última calada a su cigarrillo y apurar su Coca Cola, el estigma rodeando su trabajo es algo que conoce bien y que ha sufrido mucho.

Dos tatuajes en sus brazos, que quedan a la vista cuando busca su monedero en el bolso para pagar, quedan en su piel como un recordatorio permanente y constante de ello y de su lucha para superar las consecuencias de la estigmatización. El primero es un punto y coma, símbolo de un movimiento, como se describe en un artículo en el sitio de noticias The Daily Signal, iniciado en 2013 en las redes sociales por la activista Amy Bleuel tras el suicidio de su padre. A diferencia del signo ortográfico del punto, que marca el final de una frase, el punto y coma permite que ésta siga escribiéndose. Así, representa la esperanza para las personas que se han enfrentando o están enfrentándose a depresiones, adicciones, autolesiones o pensamientos suicidas. El segundo tatuaje es un paraguas rojo, que de acuerdo el sitio oficial de Sex Work Europe, símbolo desde 2005 del Comité Internacional para los Derechos de los Trabajadores Sexuales (ICRSE) y que representa la lucha del colectivo por protegerse de los abusos a los que se ven sometidas las trabajadoras sexuales. Abusos de los proxenetas, de los clientes y de la policía, sí, pero también –y quizá sobre todo- de la ignorancia de nuestra sociedad.

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Foto de Ariadna Riley

Un paraguas y un punto y coma. Aunque hoy no llueva en la Alameda mientras Riley se aleja del bar, y aunque la primavera –que es el inicio de un ciclo y no su final- resplandezca en Sevilla, su piel no olvida ni por un momento que la lucha por sus derechos y por los derechos de todas las trabajadoras sexuales continúa. No olvida que sólo gracias a esa lucha podrá mantener dignamente su trabajo y seguir llevando dinero a sus hijos.

Con protección y esperanza.

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